Los cuatro recorridos se pueden realizar perfectamente en dos fines de semana, uno de ellos dedicándolo a las rutas por la Jacetania y el Alto Gállego y, el otro, a las comarcas de Sobrarbe y Ribagorza. En todos ellos, la N-240 va a ser el eje vertebrador siendo como es la vía principal que cruza el Pirineo de oeste a este.
En cada una de estas rutas accederemos a los principales valles de la cordillera pirenaica empapándonos de sus productos y de sus costumbres más allá de los argumentos gastronómicos antes reseñados, que simplemente van a servir como punto de referencia.
Estos cuatro recorridos por el Pirineo, además, son muy ricos en la presencia de museos etnológicos y de centros de interpretación vinculados a la gastronomía, por lo que las posibilidades de ver y de conocer -además de degustar- se amplían notablemente.