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Sabores que suenan a tradición

La Ruta del Tambor y el Bombo no solo se escucha y se vive con intensidad: también se saborea. En estas tierras de Adibama y Omezyma, donde el retumbar de los tambores emociona a todo el que lo presencia, la gastronomía también late con fuerza propia. Aquí te proponemos un menú para chuparte los dedos mientras descubres los pueblos que forman parte de esta experiencia única de Semana Santa.

Comienza la comida con un plato que celebre los productos de la tierra. ¿Nuestra recomendación?
Una ensalada con tomate rosa de Híjar, carnoso, dulce y tan sabroso que no necesita más que un buen chorro de aceite de oliva D.O. Bajo Aragón para brillar. Si prefieres algo caliente, nada como unas judías blancas de Muniesa o de Alcorisa, un plato tradicional que aquí se elabora con maestría y mucho cariño y que en estos días de cuaresma son más ligeras al hacerlas viudas con ajo, laurel y aceite. O un buen potaje de vigilia con sus garbanzos con acelga y bacalao.

En esta tierra de pastores, cazadores y tradición porcina, el segundo plato es siempre una fiesta para el paladar, que se inhibe en Semana Santa. Tendrás que volver para probar un buen ternasco, asado o guisado, con su sabor auténtico y su ternura inconfundible. También puedes encontrar platos de caza menor, como conejo o perdiz, preparados de forma artesanal.
Y por supuesto, el cerdo y sus derivados—longanizas, jamón, chorizo—forman parte del recetario popular que se mantiene vivo generación tras generación. Siempre con el toque de oro líquido: el aceite de oliva del Bajo Aragón, que engrandece cada receta. Pero en estos días el rey es el bacalao. Este pescado, que ha llegado tradicionalmente seco hasta estas tierras. Postas, bacalao con tomate o al horno harán las delicias de los paladares más exquisitos.

La sobremesa en la Ruta del Tambor y el Bombo es el broche de oro de esta experiencia gastronómica.
Empieza con un clásico: el melocotón con Denominación de Origen Calanda, con su carne firme y dulzura natural. Acompáñalo con un poco de queso local o lánzate a descubrir los secretos de la repostería casera: magdalenas, rosquillas, empanadas y más.

Y si quieres rendir homenaje a la Semana Santa como se merece, prueba unos crespillos (hojas de borraja rebozadas y fritas) o las tradicionales torrijas, que en estas fechas adquieren todo su sentido y sabor.

Vivir la Ruta del Tambor y el Bombo es una experiencia sensorial completa: se escucha, se siente… y se come.
Déjate llevar por los sonidos de la tradición y los sabores de una cocina con raíces profundas. Porque en la Ruta del Tambor y el Bombo, cada bocado cuenta una historia.